Cautivadxs por sus lunas

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Por Analía Daniela López

Cuando el movimiento pasa
y desaparecen las obligaciones
y ya pasó la medicación
y se apagan las luces
y se corta el tránsito
y no hay un alma en el pasillo
apoyo mi cabeza en la almohada
cierro los ojos
y me hundo hasta el piso.
Me gustaría hundirme más allá.
Quisiera también desaparecer.
                        Liliana Cabrera* de “Tu nombre escrito en tinta china”

En la Unidad Penitenciaria 31 de Ezeiza conviven más de 200 mujeres, muchas de ellas con sus bebés, pero sólo tres se llevarán nuestra atención en el documental de Marcia Paradiso, “Lunas Cautivas”:  Lili, Lidia y Majo.

El disparador de este trabajo fue, para la directora, enterarse que dentro de un penal existía un taller de poesía que lleva adelante la gente de “Yo no fui” a cargo de María Medrano y Claudia Prado, además de un taller de fotografía estenopeica que acompaña al documental con su producción y belleza. ¿Cómo en un lugar de encierro puede generarse poesía? Para Marcia al principio no fue un tema central el sistema carcelario sino la libertad: “Tenía una idea de una institución carcelaria como un espacio muy limitante, degradado, me imaginaba un espacio donde era difícil crear y eso fue uno de los disparadores para hacer el documental. También comprender desde dónde se construía la libertad, no sólo desde un sentido material sino también personal, ideológico y filosófico”.

Marcia tiene una formación documentalista, especializada en técnicas de la investigación y eso fue lo que la llevó a concurrir a la unidad a tomar contacto con el taller y con las chicas siete meses antes de empezar el rodaje, para lograr tener una pertenencia mutua y una cotidianidad que se nota en el producto final. Para Marcia, en un documental, siempre el 50% es trabajar en conocer esa realidad y fue ahí donde más se sorprendió del compromiso que tenían las chicas con la escritura y con el taller “pero lo que más te sorprende son los vínculos, tan solidarios. No vamos a idealizar, no vamos a negar que también hay violencia, pero uno tiene esa única representación de la cárcel como lugar de la violencia, personas que ya están etiquetadas desde la causa penal. Humanizarlas, volver a mostrarlas, personas que son como vos, como yo, como cualquiera. La condena es una parte de sus vidas pero no es su vida”.

Ver para creer

Los medios de comunicación nos muestran e imponen una visión de las cárceles, sesgada, amarillista. Nos muestran morbo, marginalidad, la cultura tumbera como lo único que existe en un espacio penitenciario. Decidir no contar las historias de porqué las tres protagonistas estaban presas fue, para Marcia, un punto de partida. Pero todo suena mejor en palabras de Lili: “Ya tuve mi juez, ya tuve mi condena y la estoy cumpliendo. No me juzguen otra vez”. Para la directora de Lunas si se genera una representación peyorativa, despersonalizada de las personas que allí se encuentran internas  “va a ser muy difícil que después exista para esa persona una reinserción; cómo incluir a alguien que ya desde esa representación lo estás desvalorizando. A mi me pareció muy importante salir de eso. Ellas están presas. Punto. Por qué están presas no interesa”.

Lunas de libertad

La cámara nos muestra a Lili en la biblioteca explicando a una de las chicas el libro de Foucault “Vigilar y castigar. Nacimiento de la prisión” Lo tenés que leer, le dice Lili a una de sus compañeras. Vemos que entre mate y mate se habla de poesía, se la gesta, se reflexiona filosóficamente. Vemos a sus hijos conviviendo con esa realidad, jugando dentro de esa irrealidad, compartimos una parte ínfima de su intimidad. Hasta que cae la luna. ¿Qué va a pasar cuando llegue la tan esperada libertad? Llegamos a intuir que a ellas las angustia mucho esa libertad, no llegamos a comprender bien el porqué. “Están contando los días pero cuando llega el mes previo, es una angustia porque es volver el tiempo atrás a situaciones sin resolver o peor que cuando cayeron detenidas. Con esa marca que es el haber estado presas, un afuera que atemoriza. Llegando el momento de salir libres muchas de las chicas se encierran en el pabellón y no salen a trabajar ni a estudiar por lo angustiada que están por la libertad. Todo lo contrario de esa idealización que uno imagina. Se encuentran en una situación muy difícil de resolver y que el afuera no les da una respuesta”. Volvemos a ponernos en su lugar. Imposible, ellas estuvieron presas por una situación de vulnerabilidad social. Son jefas de hogar, extranjeras, tienen muchos hijos, son pobres. Principalmente son pobres. Pero el documental nos muestra a mujeres empoderadas de la palabra, el volver a la calle ya no va a ser igual.

Poesía más allá de la realidad

Marcia nos cuenta el adentro, una intimidad que conoció por asistir y participar del taller, por haber generado un vínculo con las chicas que replanteó las fronteras impuestas por la ley, lugar que sintió y comprendió. Imaginamos esa realidad, la podemos sentir muy a lo lejos, pero no entendemos porqué el documental nos parece tan bello. “La cárcel es dura pero esto es lo que ellas construyeron y lograron hacer dentro de ese espacio. Construyeron un espacio simbólico, lo ganaron en base a 10 años de taller. De lunes a lunes iban con los poemas corregidos. No es un espacio solo de catarsis, había una búsqueda artística. Una realidad convive con la otra, hay que fortalecer esa realidad que ellas construyen sino va a ser difícil cambiar tanto el adentro como el afuera. Esa representación tan negativa está en la sociedad, los que están adentro si bien se saben mirados así, saben que eso no es así. Es necesario poder correr esa mirada, que el afuera empiece a reconocer que esas personas son iguales a ellos”.

Lunas Cautivas tiene como hilo conductor a esa luna, que salta en cada poema, que trae la noche más oscura en sus corazones. Como nos explica su directora “es un despertar hacia una posibilidad que antes no tenían. Potenciaron su estadía dentro del penal para repensarse. En un momento si estuvieron deprimidas, si les pareció que era el final. Pero fue salir hacia arriba. Todas han extremado sus posibilidades, sus búsquedas. Es difícil crear un lugar así en el afuera. Es interesante sostenerlo cuando estén resueltas otras cuestiones”. Otras cuestiones que implican el día a día en la “libertad” de la vida sin rejas, con los hijxs, las boletas que pagar, el salir a buscar trabajo, el no llegar a fin de mes… otras rejas que son tan reales como los barrotes de hierro, pero nos quedamos con el pensamiento idílico de que encontrarán la forma de seguir poetizando la vida pese a la vida misma.

El documental por fuera

¡¿cómo pretenden que los documentales se vean sin difusión?! Lunas Cautivas ha ganado variedad de premios que hicieron a su visibilización y, sin embargo, como explica Marcia, los documentales casi no tienen publicidad y su camino en las salas termina siendo finito: “no puede ser que estemos siempre trabajando con presupuestos tan bajos o en situaciones tan complejas que también limitan la posibilidad de producción”. Ella asegura que existe un apoyo que se dio en los últimos 6 o 7 años a la producción audiovisual documental pero no así a su posterior difusión, que queda enmarcada dentro de lo que es las reglas del mercado cinematográfico, donde no hay lanzamientos, casi no hay salas y todo queda en mano de la autogestión. “Es como la profecía autocumplida, se dice que no interesan los documentales pero es difícil cuando no tenés salas, no tenes publicidad. Tiene que haber un espacio donde todo el año se los pueda ver. Es un esfuerzo que hacemos los documentalistas y no tenemos ni siquiera semanas de proyección. Es de alguna manera silenciar lo que costó tanto producir”.

 

Las funciones en el Cine Gaumont (Av. Rivadavia 1635) son a las 15.50 hs. y a las 21 hs.

En la sala Cosmos- UBA (Corrientes 2046) de jueves a domingo 17 hs.


* Protagonista de Lunas Cautivas.

 

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